Juan Manuel Zurroza Martínez de FES Iztacala
Hoy quiero compartir una reflexión necesaria sobre la situación actual de nuestro sindicato, el STUNAM, y proponer un camino para reconstruirlo como una herramienta real de lucha y defensa de nuestros derechos.
Durante décadas, el STUNAM fue una fuerza activa en la defensa laboral. Gracias a esa historia, hoy gozamos de derechos que fueron conquistados con organización, unidad y sacrificio. Sin embargo, en los últimos años, este sindicato ha perdido fuerza, cercanía con sus bases y presencia en las luchas sociales.
No estamos frente a un error aislado. Estamos frente a una crisis de representación sindical que se refleja en dos aspectos graves:
1. La pasividad ante las violaciones sistemáticas al Contrato Colectivo de Trabajo (CCT).
2. La desconexión total con las luchas sociales y populares del país. Violaciones al CCT: ¿Dónde está el sindicato?
Cada día son más las quejas por la falta de cumplimiento de cláusulas importantes aquí
algunos ejemplos:
• Cláusula 39: se niegan o se retrasan licencias con goce de sueldo en casos de enfermedad o fallecimientos, bajo trámites absurdamente burocráticos.
• Cláusula 70: por cambios en la Ley del ISSSTE, la gratificación por jubilación ya no refleja el salario real del trabajador, lo cual es injusto después de años de servicio.
• Cláusula 72: el apoyo para transporte es insuficiente. No se ha actualizado según los costos actuales del transporte público y privado.
Además, se ignoran ascensos, se retrasan pagos, no se respetan procesos de basificación, y se siguen contratando trabajadores en condiciones precarias. Todo esto afecta nuestra economía, nuestra dignidad y nuestra estabilidad.
¿Y qué hace el sindicato? Emiten comunicados, organizan mesas sin resultados, y prometen soluciones que nunca llegan.Silencio frente a las reformas neoliberales mientras el gobierno avanza con reformas que perjudican nuestros derechos —como la del ISSSTE, la del IMSS, y las que modifican el sistema de pensiones— el STUNAM guarda silencio.
Antes, nuestro sindicato acompañaba luchas por la educación, la vivienda, el salario digno, el acceso a servicios básicos. Hoy parece más cercano a la administración que a los trabajadores. Eso no es sindicalismo. Eso es sumisión.
¿Qué necesitamos? Propuestas concretas y urgentes
No venimos solo a quejarnos. Venimos a proponer. Estas son algunas medidas que proponemos como base de reconstrucción:
-Actualizar la Cláusula 70 para que la jubilación se calcule con el salario real, no con topes injustos.
-Simplificar la Cláusula 39, eliminando trámites innecesarios para licencias por enfermedad o emergencia.
-Ajustar la Cláusula 72 para que el apoyo de transporte cubra los costos reales.
-Formar delegados preparados: con asesoría legal, laboral y política para que realmente defiendan nuestros intereses.
-Fortalecer las mesas de revisión contractual, con propuestas reales construidas desde las bases, no desde las oficinas.
-Retomar el vínculo con luchas sociales, para que el STUNAM vuelva a ser un actor nacional en defensa de lo público y de lo justo.
-Que el sindicato vuelva a ser nuestro
Compañeras y compañeros, este sindicato es nuestro. No es de la administración. No es de una cúpula. Es de quienes trabajan, luchan y sostienen día a día la vida universitaria.
¡Ya basta de ser una figura decorativa!
¡Ya basta de aceptar pasivamente que nos quiten derechos!
¡Ya basta de negociar desde la debilidad!
Es momento de reconstruir el STUNAM desde abajo, con dignidad, organización y propuestas.
Volvamos a ser ese sindicato que defendía, que luchaba, que marchaba, que construía futuro.
Un sindicato que no se arrodilla, que no se calla y que no olvida para quién trabaja.
¡Por un STUNAM al servicio de su base trabajadora!
¡Por un sindicato combativo, justo y democrático!
Los sindicatos en México han sido históricamente herramientas fundamentales para la defensa de los derechos laborales. Sin embargo, hoy atraviesan una crisis profunda que pone en entredicho su legitimidad, su capacidad de representación y su fuerza como actores sociales. El Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (STUNAM), uno de los más grandes del país, es un reflejo claro de esta crisis.
De haber sido una organización combativa, vinculada a las luchas sociales y comprometida con la defensa activa del trabajador universitario, ha pasado a convertirse en una estructura burocrática, pasiva y desconectada de sus bases.
El STUNAM nació en los años setenta como resultado de la organización de miles de trabajadores administrativos y técnicos. Fue una expresión clara del sindicalismo de lucha que conquistó derechos fundamentales como la estabilidad laboral, prestaciones dignas, ascensos por mérito y participación real en la vida institucional de la universidad. Sin embargo, esa historia de lucha hoy parece lejana. En los últimos años, la dirigencia sindical ha optado por la pasividad ante las constantes violaciones al Contrato Colectivo de Trabajo. Las respuestas se han limitado a comunicados sin consecuencias o a la
instalación de mesas de diálogo estériles. Este modelo de sindicalismo burocrático, complaciente con la administración universitaria, ha debilitado a la organización y puesto en riesgo derechos conquistados con años de movilización.
Lo más grave no es solo el silencio ante las agresiones, sino la normalización del incumplimiento contractual. La cláusula 39, que garantiza licencias con goce de sueldo por enfermedad o fallecimiento de familiares, hoy implica un proceso lento, burocrático y deshumanizado. Los trabajadores enfrentan incertidumbre económica, desgaste emocional y una falta total de empatía institucional. En lugar de apoyo, encuentran trámites interminables para acceder a un derecho básico. Lo mismo ocurre con la cláusula 70, que contempla la gratificación por jubilación. La reforma al ISSSTE ha impuesto topes salariales que reducen de forma injusta el monto que los trabajadores deben recibir tras décadas de servicio. Esta regresión no solo atenta contra su derecho a un retiro digno, sino que también frena la movilidad interna en la UNAM, al impedir el ascenso de nuevas generaciones que esperan una oportunidad laboral. En lugar de defender estas conquistas, el sindicato ha preferido callar.
La cláusula 72, que establece el apoyo para transporte, se ha convertido en otro ejemplo de abandono. El monto asignado ya no cubre los costos reales del traslado, especialmente en zonas como la Ciudad de México y el Estado de México, donde la expansión urbana y el deterioro del transporte público han hecho más complejos y costosos los trayectos cotidianos. Hay trabajadores que gastan hasta tres veces más de lo que reciben por este concepto. Esta situación no solo afecta su economía, sino también su salud física y mental. A pesar de ello, no ha habido un esfuerzo serio por revisar y actualizar este apoyo.
Estas violaciones no son hechos aislados, sino parte de un proceso sistemático de erosión de los derechos laborales. El incumplimiento en pagos, ascensos, basificaciones y prestaciones afecta tanto a trabajadores con antigüedad como a las nuevas generaciones que ingresan en condiciones más precarias. El STUNAM ha dejado de ser un instrumentode defensa colectiva para convertirse en una maquinaria administrativa que gestiona, pero no enfrenta, los problemas de fondo.
Este desgaste debe entenderse dentro de un contexto más amplio: la ofensiva neoliberal que ha precarizado las condiciones de vida de las mayorías trabajadoras. Las reformas a la seguridad social, como la del ISSSTE, han buscado debilitar las pensiones, eliminar la estabilidad laboral y desmantelar la seguridad social conquistada con décadas de lucha.
En lugar de posicionarse con claridad frente a estas agresiones, el sindicato ha guardado silencio. Ha dejado de articularse con los movimientos sociales que hoy defienden la educación pública, la vivienda digna, el acceso a la salud o el derecho a una canasta básica asequible. ¿Dónde está el STUNAM cuando se lucha por una vida sin precariedad? Su ausencia no es neutral: ha sido funcional al modelo capitalista que beneficia a unos
cuantos y castiga a las mayorías.
Frente a esta crisis, la reconstrucción del sindicato no es solo deseable, es urgente. Implica revisar y actualizar cláusulas clave del contrato colectivo, como el ajuste del cálculo jubilatorio para que refleje el salario real, o el aumento del apoyo para transporte en función de los costos actuales. También es fundamental agilizar los trámites relacionados con licencias médicas y fallecimientos, simplificarlos, digitalizarlos y establecer plazos de resolución claros y humanos.
Pero las medidas técnicas no bastan. El STUNAM necesita fortalecerse política y organizativamente: formar a sus delegados en materia legal y sindical, asumir un papel activo en las mesas de negociación y, sobre todo, reconstruir sus vínculos con las luchas sociales del país. No se trata solo de defender derechos laborales, sino de articularse con otras causas populares que enfrentan la misma precarización. Un sindicato que no se conecta con su contexto social está condenado a la irrelevancia.
Reconstruir el STUNAM desde abajo implica democratizarlo: convocar asambleas donde las decisiones se tomen de forma colectiva, abrir espacios reales de deliberación, y construir propuestas laborales desde las necesidades concretas de las y los trabajadores.
Es tiempo de abandonar el modelo vertical y cupular que ha predominado. El sindicato no puede ser un administrador de problemas: debe ser una herramienta de lucha.
El STUNAM tiene una historia que vale la pena recuperar, pero también una deuda profunda con sus agremiados y con el país. Su pasividad ha afectado no solo a los trabajadores administrativos, sino a toda la comunidad universitaria y a la clase trabajadora en su conjunto. Ya basta de esperar soluciones desde arriba. Es hora de actuar desde las bases, con firmeza, con conciencia y con la claridad de que los derechos no se mendigan: se exigen y se defienden.
Porque la universidad pública no se sostiene solo desde las aulas. También se defiende desde el trabajo digno, el sindicalismo verdadero y la movilización organizada.
¡La historia es nuestra y la hacemos los trabajadores!
Regeneración Sindical

